…la separación revisionista entre el movimiento y el objeto final se presenta como recaída en el nivel más primitivo del movimiento obrero. Pues el objetivo final no es un estadio que espere al proletariado al final del movimiento…El objetivo final es más bien la relación al todo (al todo de la sociedad considerada como un proceso) por la cual cobra sentido revolucionario cada momento de lucha.
Georg Lukács, Historia y Consciencia de Clase.
Lo renegado por la izquierda universitaria reaparece, nos abofetea el rostro
Traer de vuelta a intelectuales revolucionarios a nuestros panfletos y revistas no es casual, las gran mayoría de las organizaciones estudiantiles de más diverso tipo que plantean dentro de sus objetivos la transformación de nuestra realidad1 han abandonado la ciencia revolucionaria para guiar su práctica, se esfuerzan por resolver los problemas del estudiante u otro sector social sin dotarse de la claridad política necesaria para visualizar almenos el escenario donde estas se desenvuelven, esto es producto de varios factores rediscutidos tales como el repliegue de la izquierda revolucionaria tras la contrarrevolución del 73 y la hegemonía neoliberal de los periodos posteriores (incluida la caída del muro) lo que ha dejado desnuda a la juventud actual para la forjación de un partido revolucionario que estudie científicamente la complejidad de las relaciones económico sociales e impulse el salto de las luchas económicas a las luchas políticas del proletariado y pueblo (incluidos los estudiantes pobres y democráticos) de Chile.
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Es por esto que, luego de desarrolladas las movilizaciones en la Universidad de la Frontera por la conquista de espacios democráticos, volvemos a insistir en la vigencia del marxismo tanto para conocer nuestros problemas sectoriales y nuestra realidad como también para transformarla a favor de los explotados y excluidos. Reposicionar esta ciencia revolucionaria en nuestros espacios es fundamental, puesto que afila las luchas estudiantiles y las dota de claridad y fuerza ya no sólo como una lucha aislada de los trabajadores y los pobres del campo y la ciudad, sino que la impulsa como fuerza juvenil al servicio de la trasformación estructural de la sociedad capitalista.
Intentar dar explicaciones a la progresiva mercantilización de la educación y la falta de democracia al interior de nuestras casas de estudios por medio de los síntomas institucionales o estudiantiles nos ha conducido ciegamente a resistir y resistir frente al desarrollo de la superestructura educativa sobre nuestra calidad de vida, ha hecho de nuestras luchas, meras protestas que se diluyen dentro de los muros de la universidad, la tarea fundamental de los estudiantes revolucionarios es entonces, potenciar estas luchas, y sacar a la luz esta ciencia que es destruida y tergiversada a diario por la docencia, el oportunismo y la política pequeño burguesa individualista. Empapar la lucha de praxis, influenciar a nuestros compañeros, arrebatarle la hegemonía en nuestro espacio al pensamiento burgués presente en todas las clases sociales.
Hay una cuestión fundamental que intentamos recoger del pensamiento de Lenin y que tiene que ver acerca de cómo nos volcamos a la praxis, con que rasero interpretamos la teoría revolucionaria y la realidad y con que violencia nos insertamos en estas relaciones condicionadas por la burguesía y sus patrones de acumulación.
La actualidad de la revolución chilena
El filósofo marxista Georg Lukács, plantea algunos aspectos fundamentales en el desarrollo del pensamiento de Lenin como lo es la actualidad de la revolución, y nosotros consideramos importantísimo, esto no quiere decir que el proceso revolucionario es factible en cualquier momento y lugar, si no, que es un fenómeno inerente al carácter de la sociedad capitalista desde que esta comienza a desarrollarse, comprender la realidad económico social como una totalidad, una complejidad de relaciones entre clases, ideas, conflictos, relaciones económicas, etc. Y que esta formación económico social es histórica, es decir, se desarrolla, la sociedad se desarrolla a través del cauce de la lucha de clases, del conflicto entre los sectores que ocupan distintos roles dentro de la producción social y poseen intereses antagónicos e irreconciliables.
Lo central es que este conflicto se desarrolla y desenvuelve, de niveles inferiores a superiores y que posee ya en su seno los elementos económicos y sociales para la gestación de una nueva sociedad (ninguna sociedad nace de un día para otro, como etapas absolutas y definitivas) esos elementos son la naturaleza de la revolución, la solución a este conflicto que se agudiza y de manera inevitable habrá de resolverse, que esa solución se concretice y sea en beneficio de los explotados, de las grandes mayorías y en última instancia y en consecuencia, de toda la sociedad, es tarea de los hombres.
El hombre y la praxis (¿Que pasa con los revolucionarios en la universidad?)
Todo fenómeno social es parte constituyente de la formación económico social, todo fenómeno que se de en Chile es parte de Chile y su desarrollo, no son hechos aislados, desde la huelga de los trabajadores de Supermercados Líder, la cantidad de tomas de centros productivos en nuestra década, los constantes cambios en la correlación de fuerzas del bloque dominante y sus partidos hasta el desarrollo de las luchas estudiantiles y poblacionales.
Es por esto que todo problema, por más cotidiano que sea, es en relación (en distintos grados) al problema fundamental de la lucha de clases en Chile, el problema de la revolución, por lo tanto, los revolucionarios tenemos la tarea de, a medida que podemos ir agrupándonos para estudiar de manera científica la realidad y su desarrollo en Chile, debemos también atravesar todas nuestras actividades al problema de la revolución.
Esto no implica tener la revolución en la boca sin motivos, o llamar a la insurrección todos los días, significa tomar el rol histórico del hombre, su capacidad de hacer historia y hacer de sus actividades parte constituyente de sus objetivos, la revolución.
No hacer esto y dejar el problema o la cuestión de la revolución al porvenir y afrontar los problemas cotidianos como mera cotidianidad implica poner la revolución en la repisa de la utopía, la cual se contempla como un cuadro de Egon Schielle, impacta nuestra mente pero no transforma nada. En definitiva, debemos encarnar la ciencia revolucionaria, debemos volcarnos a la praxis, a violentar las relaciones económico sociales sobre las cuales somos.
Los estudiantes cuando asisten a la clase son estudiantes, cuando luchan son hombres, puesto que se detienen a observar su espacio, criticarlo y actuar para salir del paso, aunque eso implique todos los años romper la legalidad, obviar los reglamentos, tomarse los edificios, cortar las calles, defender violentamente sus espacios, estudiar no lo que la escuela impone sino lo que sus intereses indican, se deben organizar y actuar como fuerza.
Esas luchas espontáneas son naturales propias de la formación capitalista, así mismo, las formas de organización del estudiante, como sus asambleas, consejos de presidente, etc, también son el espacio natural donde participan, independiente de las olas de actividad o las crisis de participación.
Nuestra tarea allí es potenciar estas luchas, señalar abiertamente nuestra posición revolucionaria, motivar la organización y el combate, debemos ser, parecer y actuar en función del criterio fundamental, acumular y desarrollar las fuerzas estudiantiles, mostrarles a nuestros compañeros lo que a diario se destruye (la ciencia revolucionaria), a partir de la lucha espontánea y cotidiana interpretar los hechos, y fundamentalmente, ganar. Es decir, dotar de confianza al estudiante sobre sus capacidades y fuerzas. Eso es lo central.
Las luchas estudiantiles no son decisivas en los objetivos que actualmente persiguen, sino que son decisivas en la fuerza estudiantil que se desarrolla en estas y que, al momento de ir obteniendo victorias sectoriales, va acumulando fuerzas para lo que nosotros consideramos es lo fundamental y que de manera permanente debemos predicar en la palabra y la acción, los estudiantes luchando como fuerza juvenil en la revolución proletaria.
Hay que tener presente que la lucha es una escuela esencial para la difusión de las ideas revolucionarias entre la masa estudiantil, sin embargo, creemos es fundamental además, construir en la universidad organizaciones que estudien nuestra realidad de manera permanente, que eduquen políticamente y que desarrollen el pensamiento revolucionario, organizaciones que incuben la revolución en la universidad, que agrupen a los estudiantes de avanzada y difundan entre ellos las ideas revolucionarias, puesto que en la universidad así como en todas las clases, el pensamiento (visión del mundo) burgués y pequeño burgués es hegemónico, en la clase obrera mediante las relaciones de trabajo, en las escuelas y universidades mediante los planes de estudio, mallas curriculares misiones y visiones de las instituciones, etc. y entre las organizaciones reaccionarias y oportunistas, en la generalidad social mediante la propaganda industrial de las clases dominantes (medios de comunicación de masas), etc.
Es decir, dentro de nuestro espacio local, debemos combatir esa influencia, mediante la lucha de ideas y la práctica misma, primeramente en las organizaciones naturales de nuestro sector y fundamentalmente en las que debemos construir donde puedan ser difundidas abiertamente estas ideas y que, desde una posición verdaderamente revolucionaria, impliquen constante actividad.
El agrupamiento de los estudiantes revolucionarios es importantísimo, puesto que las organizaciones de izquierda deben poseer como característica fundamental, su permanencia, deben instalarse en el seno de su espacio e influenciar a los compañeros de todos los niveles generacionales garantizando así, una difusión revolucionaria acumulativa, la cual debe también disputarle a las clases dominantes los espacios de representación estudiantil, pues es la tribuna oficial mediante la cual los estudiantes mas politizados difunden su pensamiento, es allí donde los objetivos de las luchas pueden empaparse de un carácter crítico, es allí donde puede combatírsele también abiertamente y sin tapujos a la politiquería oportunista por ejemplo, del PS, PC y la política pequeño burguesa ciudadana.
Nos referimos entonces a que, posicionar las ideas revolucionarias en la universidad desde nuestras organizaciones debe poeseer un correlato en el comportamiento de nuestras esferas de influencia, ideas que deben calar en el pensamiento y acción de nuestros compañeros, lo que en definitiva, al momento de elegir representantes, levanten su posición revolucionaria también. No queremos decir que la política eleccionaria debe ser nuestro camino, sino, debe ser una expresión inevitable de nuestro trabajo en el seno de las masas estudiantiles, y por sobre todo, de los estudiantes pobres y democráticos de nuestras casas de estudios.
Recordemos el carácter de nuestras universidades regionales, universidades pobres, que producen trabajadores más calificados pero que no son competencia para los profesionales de las grandes casas de estudios como la Pontificia Universidad Católica o la Universidad de Chile o aquellas empresas como la Universidad del Desarrollo, Adolfo Ibáñez, etc. Verdaderos centros educacionales de la burguesía nacional, la cuna técnica e intelectual de las clases dominantes.
Nuestras universidades periféricas permiten desarrollar esta política revolucionaria, la realidad misma nos ha comprobado que cala hondo en nuestros compañeros.
La influencia revolucionaria, la chispa.
Para que estas ideas (concepción marxista de la universidad, de la sociedad, de la historia) se traduzcan en práctica y que en definitiva los estudiantes tomen posición por los explotados de nuestro país y se dispongan a luchar por la transformación real, son necesarias determinadas condiciones tanto objetivas como subjetivas, eso es sabido, sin embargo, volvemos a insistir en el problema de la actualidad de la revolución, el desarrollo de la realidad social en Chile no posee una velocidad y ritmo estático, los estudiantes pobres y democráticos pueden desatar tremendas luchas que cuestionen en profundidad la estructura legal de la burguesía en materia educacional, los trabajadores han dejado demostrado que de un día a otro pueden demostrar su fuerza con una violencia loable. Por lo tanto, creer que la conciencia política en las masas se desarrolla poco a poco y con un ritmo lineal y por lo tanto, los problemas de la revolución deben guardarse en “nuestras reuniones”, no es más que limar el filo revolucionario que deben aportar los revolucionarios tanto a las luchas como a las organizaciones estudiantiles.
Las luchas de los estudiantes secundarios se desataron espontáneamente en apariencia, de un día para otro, y los revolucionarios no estuvieron allí para señalar el problema de la revolución que atravesaba este problema. Esperar a que ese proceso de maduración se dé a su ritmo (ritmo que posee una velocidad donde se entiende que los revolucionarios igual aportan), es pasar por alto las lecciones de la historia “en una semana de lucha los obreros pueden comprender lo que no pudieron ver durante décadas”.
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