02 septiembre 2009

Educación y Lucha de clases.


Desde la educación del Mundo Antiguo a la Educación del Hombre Feudal.

Recordándole a nuestros lectores que este artículo es la continuación de “La Educación en las comunidades primitivas” y que a través de estos pretendemos abordar desde la perspectiva de la lucha de clases como se ha presentado la educación, abordaremos ahora la educación en el mundo antiguo: Grecia y Roma, como pilares de los planteamientos ideológicos y epistémicos del mundo occidental y finalmente la aparición de la sociedad feudal como nuevo régimen económico y sus relaciones con la educación. Ya tratamos el origen y consolidación del Estado, ahora es preciso abordar como este Estado, que nace de la separación irreconciliable de las clases sociales, opera referente a la educación, sabemos en este sentido que la educación debe ser funcional a la clase dominante y debe serlo en tres objetivos: destruir los restos de alguna antigua tradición enemiga; consolidar y ampliar su posición como clase dominante y prevenir los atisbos de una posible rebelión de las clases dominadas.
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En el momento en que se efectúa la transformación, es decir, el paso de la sociedad comunista primitiva a la sociedad dividida en clases, la educación se vuelca a luchar contra toda tradición proveniente del comunismo primitivo y a vigilar atentamente cualquier atisbo de insurrección por parte de los dominados. Ahora bien, en cuanto al ideal pedagógico, es lógico que al dividir la sociedad en clases antagónicas, la educación no puede ser la misma para todas las clases, de esta forma se configura la educación clasista, ‘una educación para ricos y otra para pobres’. Lo que nosotros queremos abordar en este artículo es como cumplieron estos tres objetivos las clases explotadoras del mundo antiguo.

Sabemos por los libros de historia que nuestro primer antecedente referencial de sociedad es el mundo griego, la administración de su territorio en polis, su pseudo democracia son principios conocidos de todos. Antes de comenzar a hablar como se manifiesta la educación en Grecia es necesario precisar ciertos aspectos.

Grecia era una sociedad esclavista, su economía se basaba en la agricultura y el comercio, su agricultura producía no sólo para uso sino también para el cambio, no obstante el poco desarrollo de la técnica, lo que implicaba la poca producción, los adelantos en navegación facilitaron el comercio marítimo, bajo el control y para el provecho de las clases dominantes la agricultura y el comercio fueron confiados a esclavos y extranjeros, esta clase (la dominante) desligada del trabajo manual se convertía en una clase socialmente improductiva. Otro aspecto a considerar es la visión de la guerra que tenían las clases dominantes en Grecia, su escaso desarrollo en la técnica agrícola y el consecuente desgaste del suelo y por ende la disminución de su producción arrastro consigo a la guerra como otra forma de adquirir suelos y riquezas.

Así el hombre de la clase dominante griega debía ser: terrateniente, propietario de esclavos y guerrero, y no ese ser idílico que nos muestra la literatura. Respecto a la educación que necesita este hombre, nos centraremos en el ciudadano de la polis de Atenas para destacar el carácter de clase de la educación Griega.

Tanto en Esparta como en Atenas, la educación para el noble griego era muy exigente, desde muy pequeños comenzaban a asistir al gimnasio, entidad que los preparaba para la guerra, no es necesario destacar la preponderancia que el gimnasio tenia para los Espartanos, sus condiciones para la guerra son conocidas de todos, desde su ingreso al gimnasio el noble griego pertenecía al ejercito permanente de su polis y desde ese comento formaba parte de la nobleza guerrera.

Para los espartanos asegurar la superioridad militar sobre las clases sometidas, era el fin supremo de la educación, rígidamente disciplinada mediante la gimnasia y austeramente controlada por los éforos (magistrados que ejercían, en representación de la nobleza, un poder casi absoluto.) Muy pocos sabían leer y contar. Era tal su desprecio por todo lo que no fueran las “virtudes” guerreras, que prohibían a los jóvenes interesarse por cualquier asunto que pudiera distraerlos del ejercicio de las armas. Las representaciones en el teatro, las conversaciones en los banquetes, las discusiones en el Ágora, reforzaban en los jóvenes la conciencia de su propia clase como clase dominante.

En cuanto a Atenas, la preponderancia del ejército no estaba a los niveles espartanos, sin embargo el carácter de clase que asume la educación se mantiene, sólo los nobles accedían a ella ya fuera la educación guerrera o la política, toda ella estaba concentrada en las clases dominantes, en principio la nobleza, más tarde sería aquella que poseía las riquezas, los comerciantes. Ya a estas alturas la polis de Atenas comprendía la necesidad de poseer una institución capaz de enseñar a sus hijos a leer y escribir y nace la escuela en Atenas, ahora la educación ya no era individual, sino colectiva y los ideales de la clase dominante se reproducían en grupos de jóvenes pertenecientes a la nobleza y a los hijos de los comerciantes más poderosos, junto con esto aparecen por primera vez los programas oficiales de educación. Así en palabras del propio Platón “el fin supremo de la educación es formar guardianes del estado que sepan ordenar y obedecer según la justicia”.

En cuanto a Roma, su estructura social y económica no se diferencia mucho de lo que fue el mundo griego, en cuanto a educación la agricultura, la guerra y la política formaban el programa que un romano noble debía realizar. La Necesidad de una “nueva educación” empezó a sentirse en roma a partir del siglo IV, esto producto de que en ese momento, la clase aristócrata y agrícola abría pasó a otra clase comerciante e industrial.

Esta nueva clase, producto del auge del comercio en la economía romana, comenzó a educar a sus hijos para que integraran la vida política del mundo romano, así nacen las primeras escuelas que enseñan a los hijos de estos comerciantes a ser buenos oradores y buenos políticos, esta nueva clase ya no sólo tendría el control económico, sino también el político.

Estas escuelas, sin embargo, no contaban con más de una decena de alumnos y un profesor, mientras Roma fue un Estado reducido, sus clases dominantes podían concentrarse con la enseñanza limitada de que hablamos. Pero a medida que el comercio y las guerras la pusieron en contra con otros pueblos y nuevas necesidades aparecieron, la instrucción somera dejo de ser suficiente. Una nueva necesidad surgía y con ella un futuro cambio.

El servicio de las armas había sido, hasta entonces, un deber de los propietarios que defendían sus propias tierras. Con la creación de ejércitos permanentes el estado romano separó las “virtudes” civiles de las militares. La guerra se volvió una profesión y el rico romano liberado de esas cargas encontró el tiempo que le sobraba.

Hasta este momento la escuela, como institución privada había sido siempre vigilada por el Estado Romano, aunque la intervención nunca fue directa, sin embargo, ya en la época del imperio se llegó a esta intervención por parte del Estado en la educación, se crea una magistratura cuya única función era supervisar y vigilar la enseñanza de los jóvenes. De esta manera los principios y motivos de la enseñanza que reciben estos jóvenes, estaban llenos de patriotismo y exaltaban sus principios como clase dominante. Los profesores, por su parte, se constituían en una especie de regimiento que defendía los intereses del Estado y de las clases dominantes.

La economía fundada sobre el trabajo del esclavo, no obstante haber asegurado la grandeza del mundo Griego y romano, lo condujo inevitablemente a su fin. La miseria del imperio romano fue creciendo de tal forma que la explotación de los grandes latifundios por parte de los esclavos, ya no producía beneficios. El esclavo había dejado de producir más de lo costaba su propia mantención, a partir de este momento la esclavitud desaparece como sistema de explotación.

Al final del imperio romano, las que alguna vez habían sido grandes extensiones de terrenos o latifundios, se encontraban ahora divididas en parcelas que se confiaban a un colono que paga por ellas un interés anual fijo. Los colonos sin ser esclavos, tampoco eran hombres totalmente libres. Entre las ruinas del mundo antiguo ellos fueron los indicios de un nuevo régimen económico que comenzaba a gestarse, este régimen ya no estaba basado en el trabajo del esclavo, sino en el trabajo del siervo y el villano, a partir de entonces se configura la sociedad feudal.

La relaciones de producción ahora se van a dar entre el señor por una parte y los siervos y villanos por otro. Aunque explotados siempre por un señor, ambos, siervo y villano tenían ciertas diferencias, el villano en cuanto hombre libre, se ponía al servicio del un señor para explotar sus tierras a cambio de una compensación, en este sentido el villano reconocía una autoridad que el mismo se había impuesto. Por el contrario, el siervo ni pactaba con su señor, ni era libre, estaba al servicio total de su señor y no podía abandonarlo. Desde el punto de vista de la acumulación de capital, la servidumbre significó una marcada diferencia con la esclavitud, el siervo no requería ser comprado, ni mantenido por un amo, se costeaba su propia existencia.

Por otra parte, las transformaciones de la sociedad durante el feudalismo, posicionaron a la iglesia en una condición hegemónica tanto en lo económico social, como en lo pedagógico. Paulatinamente la iglesia, a lo largo de la edad media, se fue transformando en poderosas instituciones bancarias de crédito rural. Considerando lo rudimentario de la técnica, los campesinos de veían enfrentados continuamente a malas cosechas, lo que exponía al siervo a padecer de hambre e inseguridad. Para sobrellevar estas condiciones debía recurrir a alguien y ahí estaba la iglesia, a cambio de la hipoteca de la tierra que tenía para su cultivo concedía un crédito rural, lo que muchas veces significaba que la iglesia o monasterio se quedara con las tierras del campesino.

Con semejante poderío e influencia no nos debe extrañar que durante el feudalismo haya sido la iglesia, a través de los monasterios, las primeras escuelas medievales. Las escuelas monásticas eran de dos tipos: unas destinadas a la instrucción de futuros monjes, donde se daba educación religiosa y otra destinada a la instrucción del “bajo pueblo”, estas escuelas no enseñaban a leer, ni a escribir, su objetivo era familiarizar a las masas campesinas con las doctrinas cristianas y mantenerlos por lo tanto en la docilidad y el conformismo. Por su parte, los señores preocupados por aumentar sus riquezas a través de la violencia y los botines, despreciaban la instrucción y la cultura, aunque el noble sabía a veces leer, consideraba el escribir como cosa de mujeres. El noble no se cuidaba nada más que de la guerra, porque la guerra era su negocio.

A partir del siglo XI las progresivas mejoras en la técnica, trajeron un florecimiento del comercio, lo que posibilito la gestación de una nueva clase social. El señor fue permitiendo de a poco a los artesanos de sus dominios intercambiaran bienes con otros artesanos de otros dominios y que a sus dominios entraran y salieran mercaderes, la fortaleza feudal (burgo) comenzaba ahora a ser mercado. Sus habitantes, los burgueses, acabaron por consolidarse como una clase social predispuesta a la vida pacífica y urbana, muy distinta a la vida guerrera y rural de la nobleza. Sin embargo, hasta este momento la burguesía no se identificaba a si misma como una clase social distinta, es decir, la burguesía aunque clase en sí, no era todavía clase para sí.

Esta nueva clase social emergente comenzó a exigir su parte en la instrucción y paralelo a esta clase comercial surgen las Universidades, claro que bajo una concepción muy distinta a la actual, en sus comienzos las universidades fueron reuniones libres de hombres que se propusieron el cultivo de las ciencias. En estas instituciones, aquel que deseaba estudiar las artes liberales adquiría los grados de bachiller, licenciado y doctor. La fundación de las universidades abrió para la burguesía la participación en muchos de los beneficios de la nobleza y del claro que hasta entonces le habían sido negados.

Sin embargo, destaquemos que aún cuando la burguesía ganaba terreno en las luchas por el poder y la educación contra la iglesia y los señores feudales, ni unos ni los otros otorgaron a la escuela el rol de instrucción de las masas populares campesinas, muy por el contrario, durante toda la edad media se mantuvo al pueblo en la más completa ignorancia y oscurantismo, bajo los únicos principios de obediencia a la iglesia y al señor.

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